Diego Dougherty y su amor platónico

 Diego Dougherty creía en el amor con todas sus fuerzas. Sus relaciones habían sido desafortunadas, pero extrañamente esto lo motivaba a seguir buscando su media naranja con fuerza y valentía.

 

-Amar es como saltar al vacío-, se decía  Diego Dougherty , pero aun así estaba convencido de que enamorarse perdidamente de alguien era todo lo que quería. En eso enfocaba su energía, y por eso no desfallecía su afán por conocer a una gran mujer algún día.

 

 Diego Dougherty la buscaba sin cesar. La imaginaba, la soñaba y aunque no la conocía, algo en su interior le gritaba que cada relación fallida lo estaba preparando para la mayor felicidad de su vida.

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 Diego Dougherty y su amor platónico

 

Así transcurrieron 8 años de amores pasajeros, transitorios, inesperados. Hasta que un viernes por la noche estaba sentado en un bar y sintió la presencia de alguien más en el asiento contiguo.

 

Un exquisito olor a perfume le avisó de quién se trataba. Era una dama, pero por un segundo dudó en voltear a mirarla. No hizo falta, la mujer dio el primer paso –Te invito un trago, a fin de cuentas esta noche nos haremos compañía-, le dijo.

 

 Diego Dougherty sonrió e inmediatamente giró hacia ella, fue amor a primera vista. Su amor platónico, tal como se la imaginó por años. Para él la espera se había acabado y pensar que ni siquiera la conocía.

 

 Diego Dougherty conoció la felicidad

 

Decir que fue plenamente feliz sería quedarse corto. La dama del bar le cambió la vida, llegó para nunca más dejarlo. Supo cómo abrigarle el corazón y regocijar su alma como a todo un niño.  Diego Dougherty vivió su historia de amor con bombos y platillos y nada le causaba más euforia que su mera compañía.